1 de Marzo aparece la segunda parte del Martín Fierro, llamada " la vuelta del Martín Fierro"
Un día como hoy, el 1 de marzo de 1879, se publicó por primera vez La vuelta de Martín Fierro, la segunda parte de la obra fundante de la literatura argentina.
Los hermanos sean unidos,
Porque esta es la ley primera…
Los versos de José Hernández, que hoy circulan casi a modo de refrán, integran las primeras páginas de nuestra historia literaria. Como ocurre a menudo con las obras artísticas, el Martín Fierro encierra huellas de una época. Señales de pujas y enfrentamientos; de las contradicciones de la vida cotidiana; de la búsqueda de una idea de Nación.
El Martín Fierro se presentó al público en 1872. La obra, un poema organizado en XIII cantos, relata la vida de un gaucho que vive en la pampa y, luego de ser prácticamente despojado y obligado a combatir en las campañas de conquista, es perseguido injustamente por el mismo poder central que lo había reclutado a la fuerza. Traspone entonces la frontera y se adentra en el desierto con la esperanza de encontrar una vida mejor entre los “salvajes”. La pobreza, el desamparo, la polarización civilización o barbarie son abordados desde la mirada desprejuiciada del gaucho errante.
La obra se constituyó en una experiencia de lectura colectiva, cuyo ritmo podía ser acompañado por la guitarra. Del mismo modo que con las coplas y payadas, sus versos sonaban, se leían, se escuchaban, se aprendían.
A esta primera parte se conocería luego como La ida, en espejo con La vuelta de Martín Fierro, el poema de XXIII cantos que se publicó en 1879 y completa lo que hoy conocemos como Martín Fierro. Esta continuación narra la vida del gaucho entre los indios y luego su huída, en virtud de rescatar a una cautiva. Martín Fierro retorna a sus tierras, se reúne finalmente con sus hijos y les da, sobre el final, una serie de enseñanzas que hoy forman parte de nuestro imaginario colectivo (“un padre que da consejos, más que un padre es un amigo”).
Un libro destinado a despertar la inteligencia y el amor a la lectura, a servir de provechoso recreo, después de las fatigosas tareas, a millares de personas que jamás han leído, debe ajustarse estrictamente a los usos y costumbres de esos mismos lectores, rendir sus ideas e interpretar sus sentimientos en su mismo lenguaje, en sus frases más usuales, en su forma más general, aunque sea incorrecta; con sus imágenes de mayor relieve y con sus giros más característicos, a fin de que el libro se identifique con ellos de una manera tan estrecha e íntima, que su lectura no sea sino una continuación natural de su existencia.
Hernández sobre la publicación de La vuelta de Martín Fierro.
Fuente : planlectura.educ.ar Ministerio de Educación de la Nación.
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